La Diplomacia como una fuerza de Electroshock

Por: Natalia Castañeda y Paula López.

La diplomacia es una ciencia de vital importancia en el escenario internacional. A lo largo de la historia ha tomado diversas formas, desde la diplomacia antigua, la cual se dio hasta 1918, hasta la diplomacia popular, la cual empezó a ascender desde 1945. En el presente artículo nos enfocaremos en la diplomacia preventiva.  

¿Qué es la diplomacia preventiva?

La diplomacia preventiva es la herramienta central del Sistema Internacional para evitar la proliferación de conflictos violentos en un Estado o varios. Boutros Gahli (1992), Ex Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la define como:

El sistema de medidas destinadas a que surjan controversias entre dos o más partes, evitar que las controversias existentes se transformen en conflictos y a evitar que estos, si ocurren, se extiendan.

Dentro de las funciones de este tipo de diplomacia podemos encontrar la prevención de conflictos, el establecimiento y la consolidación de la paz. La primera se enfoca en atacar la base directa de los conflictos; la segunda en llegar a acuerdos de forma pacífica, y la tercera y última está enfocada en evitar que los conflictos vuelvan a desencadenarse. Además, esta diplomacia cuenta con instrumentos como los canales de diálogo político y económico entre Estados; y las acciones sin el uso de la fuerza como los peacekeepers y los cascos azules con los que cuenta la ONU.  

Panorama actual de diplomacia preventiva

A pesar de que la diplomacia preventiva es permanente, personalmente consideramos que hoy en día el mundo se encuentra en un estado crítico por la ineficiente implementación de esta en el sistema internacional. Podemos ejemplificar los casos de Rusia y Ucrania e Israel y Hamás para apoyar nuestra afirmación.  

Conflicto de Rusia y Ucrania

Este conflicto tiene antecedentes históricos claros. En el 2014 con la anexión de Crimea a Rusia, las tensiones entre los dos Estados se intensificaron. No obstante, no fue hasta febrero del 2022 que se desató el enfrentamiento violento con la invasión rusa al territorio ucraniano, haciendo que se desencadenaran una serie de sanciones económicas a Rusia por parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), las cuales han afectado la economía (Montero et al., 2023). Las tensiones se intensificaron entre 2021 y 2022, cuando Ucrania intenta adherirse a la OTAN, lo que suponía una gran amenaza para Rusia; ya que, pondría en riesgo sus zonas de control históricas (Barón, 2024). 

Según la Agencia de la ONU para los refugiados (2025), debido a la magnitud de esta guerra y de la ofensiva rusa, más de 12.7 millones de personas en Ucrania necesitan apoyo humanitario, más de 3.6 millones de personas han sido desplazadas dentro del país y, hasta enero del 2025, se registraron alrededor de 6.8 millones de ucranianos refugiados en distintas partes del mundo. Lo anterior nos permite reafirmar que, de haberse aplicado la diplomacia preventiva, el impacto de este conflicto pudo haber sido menor.  

Conflicto Israel-Hamás

Del mismo modo, este enfrentamiento cuenta con antecedentes históricos y religiosos visibles; siendo uno de los más antiguos del medio oriente. Podemos identificar el inicio de las tensiones con la llegada de gran parte de la población judía a territorio palestino luego de la Declaración de Balfour en 1917 (Rojas, 2023). Las controversias ascendieron, y a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional por aplicar la diplomacia preventiva, no hubo éxito. Los enfrentamientos armados se desencadenaron la madrugada del 7 de octubre del 2023 con el ataque terrorista de Hamás en territorio israelí, el cual causó la muerte de más de mil doscientos ciudadanos (Pons, 2024). Desde entonces, se ha desarrollado una guerra que ha logrado conmover al mundo entero debido a la gran violación de derechos humanos. Si bien la respuesta inicial de Israel fue legítima, al ser respaldada por el Principio de Legítima Defensa, la intensidad desmedida que han tomado sus ataques ya no tiene justificación.  

Según la ONU (2024), para agosto del 2024 el número de muertos en territorio palestino alcanzó los cuarenta mil, la mayoría siendo mujeres y niños. Además, en los primeros diez meses del 2024, una media de 130 personas fueron asesinadas diariamente en Gaza. Asimismo, hasta el 2024 se registraron más de 200 ataques a instalaciones sanitarias; más de 400 muertes de personal sanitario, varios bloqueos a transporte con ayuda humanitaria, material médico y alimento; secuestros de personal médico, entre otros (Zhou, 2024). Todo esto desencadenando una crisis humanitaria sin precedentes.  

De la diplomacia preventiva a la democracia curativa

Si bien se intentaron tomar medidas para prevenir las controversias, en ninguno de los dos casos fue posible. Tampoco se logró evitar los enfrentamientos violentos, ni la posterior expansión de estos. Esto implica un fracaso para la democracia preventiva.

Por esta ineficiencia, el sistema internacional ha recurrido a aplicar la diplomacia curativa en ambos conflictos. Esta es una diplomacia emergente, y se aplica solo cuando la preventiva falla. Podemos identificarla con los intentos de negociación y los esfuerzos por alcanzar un acuerdo entre las partes de cada uno de los conflictos.  

Conclusión

La diplomacia preventiva es una herramienta esencial para la prevención de conflictos y el establecimiento de la paz en el Sistema Internacional. Su propósito fundamental es la anticipación y neutralización de tensiones, evitando así que estas se transformen en conflictos violentos. No obstante, los casos Rusia-Ucrania e Israel-Hamás, demuestran que su implementación ha sido ineficiente. Cuando la diplomacia preventiva falla, las consecuencias humanitarias, políticas y económicas pueden ser catastróficas. La comunidad internacional debe fortalecer los mecanismos de alerta temprana; solo así será posible evitar que las controversias se transformen en tragedias humanas. La diplomacia curativa, aunque necesaria en contextos de crisis, no debe sustituir el valor de la diplomacia preventiva, sino complementarla como último recurso. 

Bibliografía

ACNUR - The UN Refugee Agency. (2025). Emergencia en Ucrania. ACNUR https://www.acnur.org/emergencias/emergencia-en-ucrania 

Barón Santos, M. A. (2024). El conflicto entre Rusia y Ucrania: una guerra de quinta generación. Revista Ópera, (35), 3-61. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9650041 

Boutros-Ghali, B. (1992). An Agenda for Peace: Preventive Diplomacy, Peacemaking and Peace-keeping. International Relations, 11(3), 201-218. https://doi.org/10.1177/004711789201100302 

Montero Moneada, L. A., Jiménez-Reina, J., & Ardila-Castro, C. A. (2023). Efectos geopolíticos de la guerra de Ucrania. Novum Jus, 17(2), 187-210.  10.14718/NovumJus.2023.17.1.9 

Organización de las Naciones Unidas. (2024, 15 de agosto). Gaza: Al sumar 40.000 los muertos, el mundo marca hoy un hito lúgubre. Noticias ONU. https://news.un.org/es/story/2024/08/1532046 

Pons, R. X. (2024). “La guerra en Gaza y el conflicto palestino-israelí: Un punto de inflexión en medio de un ciclo sin fin de violencia”. Peace & Security – Paix et Sécurité Internationales, (12), 1-58. http://dx.doi.org/10.25267/Paix_secur_int.2024.i12.1001 

Rojas, D. G. (2023). Conflictos olvidados en Medio Oriente: la falta de empatía de la comunidad internacional a la luz del Derecho Internacional Humanitario. Revista Relaciones Internacionales, 5(1), 43-67. https://revistas.ues.edu.sv/index.php/reinter/article/view/2519 

Zhou, J. (2024). Crímenes de guerra contra el personal sanitario y el sistema de salud en Gaza [Trabajo final de máster, Universidad Complutense de Madrid]. Docta Complutense. https://hdl.handle.net/20.500.14352/108249